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Ayer y hoy en Barcelona
PorHugo Lagos FechaMarzo 2009

Los tres sindicatos más importantes habían llamado a la huelga general para el jueves 19 de marzo en Francia, por esa razón nos fuimos a Barcelona un día antes, no fuera a ser cosa que perdiéramos el avión comprometiendo así los conciertos de BarnaSants, de esa manera pudimos asistir ese mismo jueves a la conferencia de prensa organizada por el Festival.

Lo primero de lo que se habló en la rueda de prensa fue del concierto en el Palau Blaugrana de Barcelona en 1974 organizado por la asociación cristiana “Agermanament”. Esta fue la primera palabra en catalán que aprendimos, quiere decir hermanamiento, Franco aún vivía y nuestras canciones se fueron directamente a la censura. Demás está decir la empatía entre estos hermanos catalanes con casi 40 años de dictadura y nosotros con nuestro trauma post 11 de septiembre. El concierto fue memorable, y las canciones, algunas con palabras transformadas no perdieron su significado, la guardia civil se paseaba entre el público con sus armas dispuesta a intervenir en caso de provocación. No pasó nada. Si no una profunda emoción compartida y anhelos de libertad que subían de lo más hondo de las almas que estaban allí presentes.

Los otros conciertos fueron rápidamente prohibidos y rápidamente volvimos a Francia con la promesa de volver a vernos lo más rápidamente posible.

Así fue. En 1975 comenzó el proceso democrático español y recorrimos España de punta a cabo con nuestras canciones y el público arriba del escenario.

El sol invadía Barcelona y a pesar del aire fresco los árboles mostraban los primeros brotes verdes de la incipiente primavera.

Sant Cugat es un barrio residencial en las afueras de la ciudad, allí se encuentra el Auditori, teatro para unas mas o menos ochocientas personas. Estaba repleto y la Cantata una vez más impuso las sequedades del silencio. Una impresionante ovación estalló después del último acorde.

Ya en la segunda parte Hernán Gómez en amena conversación con el público recordó que en la actualidad “si en política no se está de acuerdo existe la posibilidad de lanzar zapatos”, “en los años 60 el Quila lanzaba canciones” dijo, así que “les pedimos permiso para éstas”. Se trataba del Tío caimán y el Tururururú.

Al final, el público de Sant Cugat aplaudió de pie y los anhelos de libertad volvieron a surgir del fondo de la memoria en una nueva emoción compartida y sin palabras.