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Bataclan
PorHugo Lagos Fecha27 Junio 2011

Fotografía: Natalia Lagos

“No puede ni el más flamante
pasar en la indiferencia
si brilla en nuestra conciencia
amor por los semejantes”

La canción de La Esperanza abrió la soirée en el Bataclan, los textos de Violeta Parra tienen la facultad de llegar al fondo del corazón y de repente, sin que te des cuenta, la emoción te embarga y cuesta seguir cantando.
Su canto seguirá siendo esencial.

La metida de pata fue hasta la cintura…

Al final del concierto después de un potente “samba-landó” con los Inti en un Bataclan lleno y con la gente de pie pidiendo terminar la velada con el pueblo unido jamás será vencido, la colega cantora peruana Eva Ayllon quien formaba parte del espectáculo Inti+Quila se acercó al micrófono y dijo “no, no, nada de eso”, “nosotros somos artistas y no cantamos por ideales…” Pifias y desconcierto, nadie aplaudió su última canción, acto seguido volvimos al escenario y el pueblo unido con la fuerza del Quila y el Inti histórico juntos, hizo temblar la sala. El honor estaba salvo.

En los camarines Eva se excusó por la “torpeza” y la “falta de información”. “Es que esta arenga ha causado muchos problemas en mi país” según dijo.
Lo cierto es que la canción “el pueblo unido” fue utilizada durante la campaña del líder nacionalista Ollanta Humala recientemente elegido Presidente de la República del Perú quien se apresta a gobernar al hermano país, hagamos votos y sahumerios para que le vaya bien y las buenas relaciones con Chile sean preservadas, olvidémonos también del exabrupto más arriba narrado, no todo el mundo piensa de la misma manera.

Este año no hubo primavera en París, pasamos directamente del invierno al verano, lo cual no impidió la lluvia caer silenciosamente sobre el espeso verde de los árboles antes del concierto.
El Bataclan tiene doble vida, una con butacas y otra sin, esta sala de concierto a partir de medianoche se transforma en sala de baile y las caderas se balancean hasta la madrugada.
Al salir a la calle ya no llovía y grupos de espectadores chilenos, peruanos y franceses conversaban entre ellos o con nosotros prolongando así los buenos momentos compartidos.
A cien metros de allí la plaza de la Bastilla, punto de encuentro de todas las manifestaciones sociales en París, era un hervidero de gente.

Las noches parisinas son intensas.