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Sargento Harrison
PorHugo Lagos Fecha2 Enero 2012

El Club de los Corazones Solitarios del Sargento Harrison

Eran las siete de la mañana y estaba oscuro como si fueran las diez de la noche. Me subí al auto y automáticamente se encendió la radio, estaban tocando « While my guitar gently weeps ». Me dejé llevar por el impecable solo de guitarra de Eric Clapton, la voz cálida del solista y el fade-out del final. Al retomar la antena, el animador anunció la triste noticia, « después de una larga enfermedad acaba de morir el ex-integrante de los Beatles, George Harrison… ».
Fue por el año 1963 o 64 cuando escuché por primera vez una canción inglesa diferente de las otras: guitarra rítmica, armónica, bajo, batería y dos voces… « Love, love me do, you know I love you… » así de simple. Así empezó una larga admiración musical por ese grupo excepcional de los años 60.
La fuerza creativa de los Beatles apoyada por el músico y productor George Martin era impresionante y distanció rápidamente a todos los otros grupos musicales del momento. Entre los Beatles y los Rolling Stones, no me cabían dudas, los Beatles de lejos. Por esa época empecé a incursionar en la guitarra y me convertí definitivamente en un integrista beatlemaníaco.

George Harrison era el “Beatle” más joven y de personalidad más bien discreta, en los comienzos cantaba poco y era sobretodo lead guitar, su guitarra Gretsh bella e inaccesible me atraía terriblemente, sus solos y más tarde sus canciones tenían un sonido distinto y una cierta originalidad. “Till there was you”, “And I love her”, de onda bolero y con guitarra acústica. Los de la primera época, “I saw her standing there”, “Baby is in black”, “Can’t buy me love”, “All my loving”. Rock sin distorsión.
Luego los otros, más sofisticados, el de “Taxman”, “Fixing a hole”, “And your bird can sing”, “Savoy truffle”. Rock con distorsión.
Sus canciones, la aérea y primaveral “Here comes the sun”, la fuerza de “Something”, la mezcla de vals y rock de “I me mine”, sin olvidar el excelente “Think for yourself” (buen consejo), ni el psicodélico y místico “Within you without you” interpretado con el sitar, instrumento de moda en los años 60 importado directamente desde la India junto con la meditación trascendental: « we were talking, about the space between us all… » Cada cual con su espiritualidad.
Difícil de existir entre los monstruos creativos que eran Lennon y Mc Cartney. Más tarde su triple álbum solo “All things must pass” dio cuenta más cabal de su talento como compositor.

Menos exuberante que sus compañeros, George Harrison era esencial en el sonido de los Beatles. La famosa alquimia de grupo.
Los sueños de alguna manera se hacen realidad y de la oscura caverna de Liverpool los Beatles revolucionaron la música pop del mundo entero, la potencia creadora individual y colectiva en un momento dado arrasa con todo y sublima el lado feo de la historia, las pifias técnicas y las del alma, las envidias y las traiciones. La imperfección humana.
Al final, quedan las canciones, clavadas en el corazón y la memoria, inalterables, como joyitas que brillan cada vez que las escuchas y te vuelven a emocionar.

Los Beatles se disolvieron en 1970 y nunca más se reformaron, salvo para grabar una canción en la que se resucitaba la voz de Lennon asesinado a fines de 1980 por un admirador loco. No tuvo mayores repercusiones.
McCartney no hace mucho estuvo cantando en Chile, la mayoría de su repertorio son canciones de él, pero sobretodo de los Beatles.
Ringo Star, nadie sabe muy bien lo que hace, en todo caso sigue tocando y estaría yendo Chile en un futuro próximo.
George Harrison se fue con su guitarra Gretsch y su “Sweet Lord” un 29 de noviembre de 2001.
El cineasta Martin Scorsese le dedicó hace poco tiempo un interesante documental, “Living in the material world”.

Los sueños, felizmente, no terminan nunca.