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¿Por qué el grupo de Parada todavía puede actuar bajo el nombre de Quilapayún en Chile?
PorEduardo Carrasco FechaJulio 2010

¿Por qué el grupo de Parada todavía puede actuar bajo el nombre de Quilapayún en Chile? Muchos se preguntan hoy día por qué todavía puede pasar esto en Chile, cuando en Francia este asunto ya se resolvió definitivamente en nuestro favor, prohibiéndole a Parada el uso del nombre Quilapayún y condenándolo a él y a sus asalariados a pagarnos una multa que todavía no se salda completamente.

La respuesta no puede ser más sencilla: la causa de que esto no esté ya resuelto es la demora de la justicia chilena en resolver los juicios, y, particularmente, la demora de la INAPI (Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual) en resolver la inscripción ya realizada por nosotros, aprobada en principio por esa institución el 2 de febrero de 2009, publicada en el Diario Oficial hace más de un año, y frente a la cual Parada (él solo) ha hecho oposición el 13 de abril de 2009.

A esa oposición nosotros hemos respondido el 4 de marzo de 2010 y estamos esperando la resolución del tribunal, que tendrá que decidir si acepta o no la inscripción en los términos propuestos, que no son otros que los que resultan del veredicto del Tribunal que anuló la marca fraudulenta que pretendió hacer Parada. Frente a la oposición de Parada (repito, de él solo, no de sus asalariados) nosotros hemos aceptado que él forme parte del grupo que ha solicitado la inscripción. Esto no pone problema alguno, pues ante nuestra amplia mayoría en la administración de la marca, él no será ningún obstáculo para las medidas a tomar.

Pero como todos lo saben, la justicia chilena es lenta. ¿Pero llega? Eso esperamos. Por el momento, lo importante es que la gente se entere de que el concierto que están anunciando en el Caupolicán no tiene nada que ver con nosotros. Parada, como siempre, juega la carta de la adulteración. Nuestra única arma es la verdad y la autentificación. Si pretenden ser lo que no son, que muestren la foto, que expliquen por qué no pueden ya usar más nuestro logo, que expliquen cuáles son las causas por las que en el país donde viven ya fueron condenados por falsarios.

No faltará un papanatas que en el concierto les pida que canten Mi Patria, o Malembe, o que toquen la Ventolera. Hay algunos que no tienen remedio: les gusta tomar whisky comprado en el mercado persa de Bío Bío. También usan perfumes comprados en la calle y relojes Rollex fabricados en Paraguay. Esos son los que celebrarán con Parada los 45 años años del Quilapayún. Habrá allí emocionadas palabras de agradecimiento a quienes han sido los protagonistas principales de esos 45 años, Carlos Quezada, Hernán Gómez, Hugo Lagos, Guillermo García, Ricardo Venegas, Rubén Escudero. También se recordará a los fundadores del grupo, Julio Numhauser, Julio Carrasco y el que habla.

Yo mismo, como fundador y músico todavía en ejercicio, seré oficialmente invitado. Se me entregará un galvano gravado con una estrofa de un poema de Parada especialmente seleccionado. Habrá un momento muy emotivo cuando se recuerde a Willy, el querido amigo de Parada, y se lance su voz en off cantando el Canto a la Pampa. Después aparecerán Los Jaivas, siempre tan ubicados y responsables, preguntando con ojos vidriosos donde están sus amigos del Quilapayún porque a los que están en el escenario no los reconocen. Los Illapu preguntarán donde está el cheque. Todo el mundo estará feliz. Vendrán los representantes de la juventud de algún grupo político que está esperando que den la noticia de la caída del muro de Berlín en la radio Moscú, para definir si es cierto o no lo que dicen los diarios imperialistas. Ellos subirán al escenario a agradecerle especialmente a los próceres Pinto, Contreras, Arriagada y a otro que no sé como se llama, por su sacrificada labor en la lucha por la democracia en los tiempos de Pinochet. Será una fiesta maravillosa, llena de sentimientos y emociones auténticas, con mucho autobombo y mucha sinceridad. Finalmente, los asistentes que habrán descubierto al final toda la superchería se quedarán lamentando una ausencia importante: la de los Quilapayún.

¿Seguirán ocurriendo este tipo de barbaridades? Esperamos que no. Estamos confiados en que antes de fin de año por fin llegue el dictamen de la Inapi que nos permitirá ordenar la casa y seguir nuestra historia tranquilos y sin más distorsiones y mentiras. Les prometemos para entonces una verdadera fiesta, con amigos verdaderos y con palabras y músicas verdaderas.

Por el momento: ¡Paciencia!